12 puntos clave para entender las limitaciones y oportunidades de la hidroponía en Perú

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By alba ascanio

Tabla de Contenidos

  1. Resumen Ejecutivo
  2. Introducción: El Potencial de la Hidroponía en Perú
  3. Barreras Técnicas para el Avance de la Hidroponía en Perú
    3.1. Altos costos iniciales de inversión
    3.2. Falta de conocimientos técnicos especializados
    3.3. Complejidad en la selección y gestión de sistemas
    3.4. Dependencia de fuentes de energía eléctrica
    3.5. Problemas de calidad y tratamiento del agua
  4. Limitaciones Reales de la Hidroponía en Perú
    4.1. Consideraciones de biodiversidad y monocultivo
    4.2. Desafíos en la escalabilidad y competitividad
    4.3. Vulnerabilidades frente a fallas técnicas y ambientales
  5. Ausencia de Regulación para la Producción Hidropónica Domiciliaria
  6. Propuestas de Mejora para un Modelo Hidropónico Sostenible
    6.1. Desarrollo de manuales técnicos nacionales
    6.2. Establecimiento de protocolos de buenas prácticas
  7. Recomendaciones Estratégicas para Impulsar el Sector Hidropónico
    7.1. Política y regulación
    7.2. Desarrollo de capacidades y capacitación
    7.3. Investigación y desarrollo adaptado al contexto peruano
    7.4. Difusión de información y concientización
    7.5. Fomento de la biodiversidad y sostenibilidad en hidroponía
  8. Conclusión: Trazando el Futuro de la Hidroponía en Perú

Introducción

Imagina cultivar lechugas en pleno desierto de Ica o fresas fresquitas en un departamento limeño sin jardín.

Parece ciencia ficción, pero es hidroponía: una técnica agrícola que no necesita tierra y que ya está revolucionando el mundo.

En el Perú, este sistema tiene todo para despegar: clima diverso, necesidad de producir más alimentos con menos agua y miles de jóvenes interesados en innovar desde sus propias casas o comunidades.

Pero, aunque suene prometedor, la hidroponía nacional aún camina a paso lento, y no por falta de ganas.

Este informe pone el dedo en la llaga: los costos de entrada son altos, hacen falta conocimientos técnicos especializados, y muchos productores se enfrentan a una tecnología más compleja de lo que parece.

A eso se suma nuestra dependencia de la electricidad (nada menor si vives en una zona con cortes frecuentes) y la calidad del agua, que varía mucho de región a región.

Y eso no es todo. Hoy en día no existe una regulación clara para los sistemas hidropónicos domésticos, lo que deja en el aire iniciativas familiares o escolares que podrían ser la semilla de un cambio grande.

También falta una guía técnica nacional que hable en nuestro idioma (y no solo en términos técnicos, sino también en quechua y aimara, si es necesario).

Por eso, este documento no solo hace un diagnóstico, sino que lanza propuestas concretas: crear manuales peruanos de hidroponía, establecer protocolos de buenas prácticas, capacitar a nuevos agricultores urbanos y rurales, y activar políticas públicas que de verdad impulsen este modelo sostenible.

Porque si el Perú quiere ponerse a la vanguardia de la agricultura sostenible, no puede dejar a la hidroponía fuera del juego. Y este es el momento para actuar.

1. Limitaciones Reales de la Hidroponía en Perú: Consideraciones de Biodiversidad

granja solar hidroponica peru

En el contexto peruano, caracterizado por una riqueza biológica y cultural sin precedentes, cualquier tecnología agrícola que se quiera implementar a gran escala debe ser evaluada también desde su impacto sobre la biodiversidad.

La hidroponía, si bien destaca por su eficiencia y bajo consumo de recursos, puede generar riesgos si se adopta de manera homogénea y desconectada de los ecosistemas locales.

Uno de los principales riesgos es la reducción en la variedad de especies cultivadas.

Muchos sistemas hidropónicos, especialmente los de tipo comercial o urbano, tienden a enfocarse en unas pocas especies de alto rendimiento como la lechuga, el tomate o algunas aromáticas importadas.

Esta lógica, basada en la estandarización de procesos, puede desplazar cultivos nativos o locales menos conocidos, reduciendo la diversidad genética en los sistemas productivos y debilitando la seguridad alimentaria en el largo plazo.

La agricultura tradicional peruana, especialmente en la sierra y la selva, ha mantenido históricamente una alta diversidad de cultivos, con múltiples variedades adaptadas a las condiciones específicas de cada ecosistema.

En contraste, los sistemas hidropónicos suelen funcionar mejor con semillas híbridas seleccionadas para entornos controlados, lo cual limita la inclusión de especies nativas que podrían requerir adaptaciones específicas en los parámetros técnicos del sistema.

A pesar de estas limitaciones, la hidroponía también abre oportunidades interesantes para la conservación biológica.

Al permitir altos rendimientos en espacios reducidos, contribuye a disminuir la expansión de la frontera agrícola sobre ecosistemas sensibles, como bosques secos, zonas altoandinas o áreas de humedales.

Esta reducción en el uso de tierra puede aliviar la presión sobre hábitats naturales y evitar procesos de deforestación o degradación.

Asimismo, existe un campo poco explorado en la integración de especies peruanas a los sistemas hidropónicos.

Muchos cultivos tradicionales, como el sachaculantro, la muña, o incluso algunas variedades de ajíes y tubérculos nativos, tienen potencial para adaptarse a sistemas sin suelo si se realiza la investigación técnica adecuada.

La inclusión de estas especies no solo aportaría diversidad, sino que también reforzaría la identidad cultural de los productos agrícolas, con beneficios económicos para pequeños productores y emprendimientos locales.

Otra posibilidad es la incorporación de prácticas como la acuaponía, que combina la producción hidropónica con la crianza de peces en un mismo sistema.

Este enfoque reproduce dinámicas ecológicas más complejas, promueve la diversificación biológica y puede ser especialmente valioso en contextos donde se busca eficiencia sin sacrificar principios ecológicos.

En el caso peruano, el desarrollo de modelos hidropónicos que consideren la biodiversidad no solo es deseable, sino necesario para asegurar que esta tecnología sea compatible con las estrategias nacionales de sostenibilidad, seguridad alimentaria y conservación de recursos genéticos.

2. Desafíos en la Escala de Producción

Llevar la hidroponía de una escala doméstica o educativa a un modelo comercial o industrial representa uno de los mayores retos en el contexto peruano.

Si bien los sistemas caseros pueden instalarse con recursos limitados y ciertas adaptaciones artesanales, la expansión hacia unidades de producción de gran escala exige condiciones técnicas, logísticas y económicas que no siempre están disponibles, especialmente fuera de Lima y otras zonas urbanas.

Uno de los principales cuellos de botella es la inversión inicial. Las granjas hidropónicas comerciales —en especial las verticales, que buscan maximizar el espacio en zonas con alto valor de suelo— requieren una infraestructura compleja: estructuras modulares, sistemas de riego y oxigenación automatizados, iluminación suplementaria en algunos casos y equipamiento para el control de clima y nutrientes.

Estas instalaciones pueden superar fácilmente los presupuestos de pequeños y medianos productores, lo que genera una barrera de entrada difícil de sortear sin apoyo técnico o financiero.

A esto se suma una brecha importante en la competencia entre modelos productivos. Las grandes empresas agrícolas que invierten en hidroponía cuentan con acceso a economías de escala, líneas de crédito, asesoría especializada y canales de distribución bien establecidos.

En contraste, muchos productores hidropónicos emergentes deben competir desde desventajas estructurales, sin acceso a financiamiento adecuado ni a cadenas logísticas eficientes para colocar su producción en mercados formales o especializados.

La infraestructura también representa un reto específico. Los sistemas hidropónicos comerciales requieren un suministro continuo y seguro de agua, energía eléctrica, nutrientes y oxígeno.

En regiones del país donde estas condiciones no están garantizadas —ya sea por interrupciones en el servicio, variaciones de calidad o falta de acceso a insumos—, el riesgo de interrupción de la producción es alto.

Por ejemplo, la técnica NFT (Nutrient Film Technique), una de las más utilizadas, necesita un flujo constante de solución nutritiva sobre las raíces y una oxigenación adecuada; si la circulación se detiene por un corte de energía o una falla en las bombas, las plantas pueden estresarse en cuestión de horas.

Otro aspecto crítico es la disponibilidad de materiales especializados a gran escala. Aunque existen sustratos como la fibra de coco que ya se comercializan en Perú, su uso extensivo en sistemas industriales podría verse limitado por problemas de oferta, transporte o variaciones en la calidad.

Esto aplica también a insumos como canaletas, bombas, sensores, bandejas y nutrientes importados, cuyo abastecimiento depende de cadenas de distribución aún poco consolidadas en el país.

A medida que más actores adopten esta tecnología, es probable que surjan tensiones en el suministro y aumentos de precio que afecten especialmente a los productores que recién comienzan.

La expansión de la hidroponía en el Perú, por tanto, no depende solo de la voluntad de invertir o innovar.

También requiere condiciones estructurales favorables: una red de proveedores confiables, soporte técnico local, financiamiento accesible, infraestructura estable y políticas públicas que reconozcan las particularidades de escalar este modelo en distintas regiones del país.

3. Vulnerabilidades y Resiliencia ante Fallas

La hidroponía, al basarse en un sistema tecnificado y altamente controlado, ofrece ventajas productivas significativas, pero también introduce una serie de vulnerabilidades que no deben subestimarse, especialmente en contextos como el peruano, donde la infraestructura puede ser variable entre regiones.

Uno de los puntos más críticos es la dependencia de sistemas eléctricos y mecánicos para mantener la circulación constante de la solución nutritiva y la oxigenación de las raíces.

Una bomba que se detiene por una falla mecánica o un corte de energía puede provocar en pocas horas el colapso de un sistema entero.

La falta de oxígeno en el agua, por ejemplo, puede generar estrés en las plantas y, en casos más severos, la pudrición completa del sistema radicular, afectando directamente la viabilidad de la producción.

Las condiciones ambientales dentro de un sistema hidropónico también requieren monitoreo continuo. Variables como la temperatura, la humedad, el pH y la conductividad eléctrica deben mantenerse dentro de rangos específicos.

Desbalances, incluso leves, pueden generar efectos acumulativos sobre el crecimiento y la salud de los cultivos. Estos controles son especialmente sensibles en zonas donde las condiciones climáticas externas son extremas o inestables, como ocurre en varias regiones de la costa norte y la sierra peruana.

La vulnerabilidad se agrava cuando no existen mecanismos de respaldo. En muchos sistemas hidropónicos pequeños o emergentes en Perú, la ausencia de soluciones de emergencia, como tanques de reserva, baterías o fuentes de energía alternativas, convierte cualquier falla en un evento de alto riesgo productivo.

Incluso una interrupción de pocas horas puede comprometer la cosecha si no hay una infraestructura mínima de respuesta inmediata.

Para aumentar la resiliencia de estos sistemas, es clave contar con diseños que incluyan redundancia operativa.

Esto puede traducirse en la instalación de generadores eléctricos secundarios, el uso de bombas dobles, alarmas automatizadas o reservorios auxiliares que mantengan el flujo de nutrientes mientras se resuelve el problema principal.

Estas soluciones, aunque requieren inversión adicional, son especialmente importantes en contextos donde el suministro de servicios básicos es inestable.

Además del equipamiento, la gestión preventiva y la capacitación técnica juegan un rol decisivo.

Un sistema puede estar tecnológicamente bien construido, pero sin operadores capacitados para detectar signos tempranos de fallas o implementar soluciones rápidas, la vulnerabilidad persiste.

En este sentido, la formación de personal en monitoreo de variables clave —como el pH, la temperatura del agua, la concentración de sales o la circulación del sistema— se convierte en una herramienta de resiliencia igual de importante que cualquier dispositivo físico.

Otras estrategias complementarias, como el manejo integrado de plagas y enfermedades, permiten reducir el uso excesivo de insumos químicos que pueden alterar el equilibrio del sistema.

Prácticas sostenibles y preventivas no solo fortalecen la estabilidad productiva, sino que también disminuyen la probabilidad de eventos críticos que comprometan la salud general del sistema.

En el escenario peruano, donde los contrastes regionales en infraestructura, clima y acceso a tecnología son marcados, fortalecer la resiliencia de los sistemas hidropónicos no es solo una cuestión de eficiencia, sino de supervivencia productiva.

4. La ausencia de regulación para la producción hidropónica domiciliaria en Perú

En el Perú, la hidroponía ha comenzado a ganar presencia no solo en espacios agrícolas comerciales, sino también en hogares, escuelas, barrios y comunidades que buscan producir alimentos de forma segura, limpia y eficiente.

Sin embargo, este crecimiento ha ocurrido en un terreno normativo vacío: hasta la fecha, no existen regulaciones específicas que aborden de manera clara y estructurada la producción hidropónica domiciliaria.

Las instituciones públicas relacionadas con la agricultura, como el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) o el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), han mostrado interés en promover la hidroponía, sobre todo en contextos de escasez hídrica y seguridad alimentaria.

En regiones afectadas por la sequía o con dificultades para acceder a tierras cultivables, se ha impulsado esta técnica como alternativa viable para pequeños productores.

No obstante, ese impulso institucional ha estado más orientado a la difusión de conocimientos y experiencias —a través de guías, documentos o talleres— que a la creación de un marco normativo sólido.

El enfoque actual, centrado en la promoción, ha permitido una expansión inicial espontánea de la hidroponía doméstica, pero también ha dejado vacíos importantes.

Por ejemplo, no existen lineamientos específicos que definan estándares mínimos de calidad, protocolos de higiene o requisitos para el uso de soluciones nutritivas en entornos domiciliarios.

Tampoco hay claridad sobre si estos cultivos pueden o no comercializarse, ni bajo qué condiciones. Esto genera incertidumbre para quienes desean escalar o formalizar su producción desde el hogar.

Regular la hidroponía doméstica puede generar beneficios considerables. Al tratarse de un sistema sin suelo, se eliminan varios de los riesgos comunes asociados a la agricultura tradicional, como las enfermedades transmitidas por tierra contaminada.

Al requerir menos pesticidas y estar en espacios más controlados, los productos obtenidos suelen tener una menor exposición a contaminantes externos.

Establecer normas claras podría ayudar a garantizar la inocuidad de los alimentos producidos en casa y abrir caminos hacia su comercialización formal en mercados locales, escolares o comunitarios.

Sin embargo, existe también el riesgo de que una regulación excesivamente técnica o burocrática termine desincentivando la práctica.

Muchos de los sistemas hidropónicos domiciliarios del país han sido implementados de forma autogestionada, sin experiencia previa y con recursos limitados.

Imponer requerimientos costosos o procedimientos complejos podría convertirse en una barrera para personas que justamente buscan en la hidroponía una alternativa accesible y flexible para complementar su alimentación o generar ingresos desde casa.

Frente a este escenario, surge la necesidad de revisar el marco normativo agrícola existente en el país. Algunas regulaciones actuales, como las que rigen el uso y comercialización de fertilizantes, podrían ser parcialmente aplicables al manejo de soluciones nutritivas en hidroponía.

También existen políticas como la Estrategia Nacional de Agricultura Familiar o el Plan Nacional de Agricultura Familiar, que en sus futuras actualizaciones podrían incorporar disposiciones específicas para la producción hidropónica a pequeña escala, ya sea con fines de autoconsumo o venta local.

Más allá de adaptar o crear nuevas normativas, el país enfrenta el reto de definir con claridad qué tipo de producción quiere fomentar en los hogares: una práctica informal y libre, una actividad regulada con estándares básicos, o un modelo híbrido que equilibre seguridad alimentaria, innovación local y sostenibilidad.

5. Propuestas de Mejora: Hacia un Sector Hidropónico Robusto en Perú

Desarrollo de Manuales Técnicos Nacionales para Hidroponía

Uno de los pasos más estratégicos para consolidar el desarrollo de la hidroponía en el Perú es la elaboración de manuales técnicos nacionales que unifiquen criterios, orienten buenas prácticas y faciliten la implementación de sistemas eficientes en diversos contextos.

A pesar de los avances dispersos y algunas guías iniciales elaboradas por instituciones como el INIA, el país aún carece de documentos técnicos integrales que respondan a la realidad productiva de cada escala: doméstica, comercial a pequeña escala e industrial.

La creación de estos manuales permitiría contar con una base común de conocimiento validado, adaptado al contexto climático, social y económico del país.

Este esfuerzo sería particularmente útil para nuevos productores, técnicos, estudiantes y organizaciones interesadas en impulsar proyectos hidropónicos, ya sea en ciudades, comunidades rurales o instituciones educativas.

Existen experiencias internacionales que pueden servir de modelo. Algunos materiales desarrollados en países como Costa Rica —como el manual para hortalizas en sistemas NFT o el contenido didáctico del INA-PIDTE— ofrecen estructuras claras que podrían adaptarse al contexto peruano.

Estos documentos suelen incluir especificaciones técnicas sobre diseño, operación y mantenimiento de los sistemas, así como pautas sobre nutrición vegetal, manejo de plagas y enfermedades, monitoreo de parámetros clave y soluciones ante fallas técnicas.

En el caso peruano, un manual técnico completo debería incluir capítulos dedicados a las condiciones climáticas regionales, la disponibilidad local de materiales, el acceso a servicios básicos y las prácticas culturales de los distintos territorios.

También se requiere una guía específica para cada tipo de sistema (NFT, DWC, lechos con sustrato, sistemas verticales, acuapónicos, entre otros), diferenciando claramente sus ventajas, limitaciones y requerimientos técnicos.

La accesibilidad del contenido será un elemento clave para su utilidad. Es fundamental que estos manuales estén disponibles en diversos formatos —físicos y digitales— y que se utilicen medios adecuados para llegar a una audiencia amplia.

Esto incluye no solo profesionales del agro, sino también estudiantes, familias rurales y personas interesadas en la producción sostenible desde el hogar. Se recomienda además incorporar materiales complementarios como videos, infografías, calculadoras de nutrientes y fichas prácticas.

Asimismo, la inclusión de contenidos multilingües, especialmente en quechua y aimara, contribuiría a una mayor inclusión territorial y cultural.

Algunas iniciativas del INIA ya han explorado esta línea, incluyendo vocabulario técnico en lenguas originarias para ampliar el alcance de sus publicaciones.

Este enfoque puede fortalecer la apropiación de la hidroponía por parte de comunidades que ya practican agricultura familiar, pero que necesitan herramientas nuevas para adaptarse a condiciones climáticas cada vez más exigentes.

Finalmente, es importante reconocer que ya existen experiencias locales valiosas que podrían alimentar este proceso.

En distintas regiones del país se han generado boletines, guías prácticas y proyectos comunitarios que han documentado saberes técnicos, resultados de campo y lecciones aprendidas.

Recoger este conocimiento y sistematizarlo en un documento nacional permitirá no solo acelerar el aprendizaje colectivo, sino también fortalecer la autonomía técnica de miles de productores peruanos que apuestan por la hidroponía como parte de su presente productivo.

6. Establecimiento de Protocolos Nacionales de Buenas Prácticas para Hidroponía

Junto con el desarrollo de manuales técnicos, una de las prioridades para fortalecer la hidroponía en el Perú es la creación de protocolos nacionales de buenas prácticas.

Estos protocolos no solo permitirían estandarizar procesos, sino también garantizar que la producción hidropónica sea segura, sostenible y competitiva, sin importar si se realiza a nivel domiciliario, comunitario o empresarial.

Los protocolos deberían abordar temas clave como la higiene en el manejo de los sistemas, la gestión adecuada del agua y los nutrientes, el control ambiental (temperatura, humedad, ventilación) y aspectos relacionados con la inocuidad de los alimentos.

Actualmente, existen esfuerzos puntuales en esta dirección, como guías técnicas para el ingreso a invernaderos o rutinas de limpieza para sistemas hidropónicos, así como recomendaciones para la producción de forraje verde.

Sin embargo, estas iniciativas aún no forman parte de un marco nacional articulado ni están adaptadas de manera integral a los distintos niveles de producción existentes en el país.

Una de las vías más eficientes para construir estos protocolos es partir de experiencias internacionales.

Existen manuales consolidados en países vecinos y en otras regiones andinas que han desarrollado buenas prácticas para la producción orgánica, la manipulación segura de frutas y hortalizas, o el cultivo de especies específicas como el tomate bajo condiciones protegidas.

Estos modelos pueden ser adaptados a la realidad peruana, considerando variables como el clima diverso, el acceso desigual a infraestructura o los tipos de cultivos más demandados por la población.

También pueden servir de referencia las regulaciones de países como Argentina, que han elaborado protocolos específicos para sistemas sin suelo en contextos de agricultura intensiva.

Estas experiencias pueden aportar metodologías útiles para estructurar protocolos peruanos, evitando partir desde cero y acelerando el proceso de validación técnica.

El desarrollo de estos lineamientos no debe recaer exclusivamente en el Estado. Es fundamental convocar a los diferentes actores involucrados: desde investigadores y académicos hasta asociaciones de productores, técnicos de campo y representantes del sector privado.

Incluir estas voces permite asegurar que los protocolos respondan a necesidades reales y se adapten a distintos contextos productivos, en lugar de imponer estándares poco viables para la mayoría de los usuarios.

Además, la participación activa de las comunidades que ya están experimentando con hidroponía —como colectivos urbanos, asociaciones rurales o instituciones educativas— puede enriquecer los contenidos con conocimientos aplicados y estrategias de adaptación local.

Estas experiencias no solo validan en la práctica lo que los protocolos proponen, sino que también generan mayor aceptación y apropiación por parte de los usuarios.

La articulación con centros de investigación, universidades, programas de extensión agraria y organizaciones locales también puede aportar recursos técnicos y metodológicos para la elaboración de protocolos más robustos.

La formación continua de productores en prácticas seguras y sostenibles de hidroponía, ya sea a través de talleres, cursos o plataformas virtuales, refuerza la posibilidad de aplicar correctamente los lineamientos una vez definidos.

Conclusión: Trazando el Futuro de la Hidroponía en Perú

La hidroponía representa una alternativa concreta y viable para enfrentar algunos de los principales desafíos que afectan al sistema agroalimentario peruano: escasez de agua, degradación de suelos, presión sobre la tierra cultivable y variabilidad climática.

Su capacidad para optimizar recursos, diversificar la producción y permitir cultivos en espacios no tradicionales la posiciona como una herramienta estratégica dentro del modelo de desarrollo agrícola sostenible.

Sin embargo, su consolidación como tecnología de uso extendido requiere resolver una serie de limitaciones que aún restringen su expansión en el país.

Persisten barreras técnicas vinculadas a los costos de implementación, la disponibilidad de conocimientos especializados, la complejidad operativa de los sistemas y la dependencia de servicios básicos.

A ello se suman restricciones estructurales relacionadas con la biodiversidad, la escalabilidad de la producción y la vulnerabilidad ante fallas técnicas o ambientales.

Además, la ausencia de un marco normativo específico para la producción hidropónica domiciliaria limita la formalización y el crecimiento de experiencias emergentes en entornos urbanos y rurales.

La falta de estandarización en procesos y prácticas técnicas reduce la calidad y la seguridad de los productos hidropónicos, al mismo tiempo que dificulta su incorporación a cadenas de valor consolidadas.

El desarrollo de manuales técnicos nacionales y la implementación de protocolos de buenas prácticas se plantean como medidas clave para cerrar estas brechas.

Estas herramientas permitirían no solo mejorar el desempeño técnico de los sistemas, sino también ofrecer lineamientos accesibles y adaptados al contexto territorial, lingüístico y productivo del país.

Recomendaciones

Política y regulación

  • Desarrollar regulaciones y directrices específicas para la producción hidropónica domiciliaria y comercial en Perú, incorporando criterios de inocuidad, sostenibilidad y calidad.
  • Implementar mecanismos de apoyo financiero —como subsidios, fondos concursables o préstamos a bajo interés— orientados a reducir las barreras de entrada para productores pequeños y medianos.

Desarrollo de capacidades y capacitación

  • Diseñar e implementar programas de capacitación continua en tecnologías hidropónicas, orientados a agricultores, técnicos, emprendedores y público en general.
  • Establecer centros de excelencia o granjas demostrativas a nivel regional, que sirvan como espacios de formación práctica, validación técnica y articulación institucional.

Investigación y desarrollo

  • Financiar proyectos de investigación aplicada para adaptar sistemas hidropónicos a las condiciones agroclimáticas del Perú y a cultivos nativos o de alta demanda.
  • Explorar materiales e insumos de origen local que permitan reducir costos de instalación y operación, sin comprometer la eficiencia del sistema.

Difusión de información y concientización

  • Promover campañas de difusión sobre los beneficios, retos y buenas prácticas asociadas a la hidroponía, utilizando medios accesibles y multilingües.
  • Facilitar el intercambio de experiencias y conocimientos mediante redes de productores, encuentros regionales y plataformas digitales colaborativas.

Biodiversidad y sostenibilidad

  • Fomentar el diseño de sistemas hidropónicos que integren principios de biodiversidad, como el policultivo y la asociación con especies nativas.
  • Desarrollar directrices para prácticas sostenibles, incluyendo el reciclaje de soluciones nutritivas, el uso eficiente de agua y la gestión responsable de residuos.